Igualá Cuadrilla del Santísimo Cristo de la Buena Muerte

En el cálido atardecer del sábado, las puertas de la Casa de Hermandad se abrieron para dar paso a un momento crucial: la igualá de costaleros. La atmósfera estaba impregnada de expectación y camaradería, mientras los miembros de la hermandad se congregaban para llevar a cabo esta tradición fundamental en la preparación de la Semana Santa.

A las 16:30 horas, comenzó la convocatoria la cuadrilla de costaleros con el espíritu de devoción y entrega, se presentaron para ofrecer su disposición de cargar los pasos procesionales en los próximos días santos. La luz del sol, filtrándose a través de las vidrieras de la Casa de Hermandad, creaba un ambiente cálido y acogedor, reflejando la fraternidad que caracteriza a estos momentos previos a la Semana Santa.

La figura del capataz, experimentado y respetado, se erigía en el centro del escenario. Su presencia infundía un sentido de orden y dirección. Antes de comenzar la igualá, el cuerpo de capataces se aseguraron que cada fiel costalero estuviera en condiciones físicas adecuadas para asumir esta responsabilidad.

La igualá dio inicio con la selección de puestos. La distribución de los costaleros se realizó con meticulosidad, considerando la habilidad y experiencia de cada uno. Se formaron grupos cohesionados, listos para cargar los pasos procesionales con armonía y devoción.

El capataz, con gestos precisos y palabras de ánimo, guiaba a los costaleros para ajustar la altura, la posición y la distribución del peso. El sentido de camaradería y trabajo en equipo se palpaba en cada rincón.

Conforme avanzaba la tarde, los ajustes finales se llevaron a cabo. Se afinaron las medidas para tratar las distintas alturas de las trabajaderas y se reforzó la conexión entre los costaleros. 

Al finalizar la igualá, la hermandad se reunió en un gesto de unidad y gratitud. Las palabras del capataz resonaban en el aire, destacando la importancia del compromiso y la devoción de cada costalero. La igualá fue un momento de conexión espiritual, preparando el camino para la Semana Santa que se avecinaba.

Así concluyó la igualá de costaleros en la tarde del sábado, dejando tras de sí un sentimiento de comunión y entrega que fortalecería el vínculo entre la hermandad y su tradición, listos para llevar la carga de la devoción en los días santos que se avecinan.


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