Luz de Consuelo


Este año, el Triduo en Honor a Nuestra Señora de la Consolación ha sido un tiempo de intensa devoción y fervor mariano, marcado por momentos especiales de fe y comunión entre todos los hermanos y devotos. Este acto litúrgico ha permitido a la Hermandad vivir momentos únicos de espiritualidad y unión en torno a la Virgen, en especial con la bendición de la nueva daga ofrecida a Nuestra Señora


Durante los dos primeros días del Triduo, la imagen de Nuestra Señora de la Consolación se presentó majestuosa y resplandeciente en su altar.


El altar, preparado con esmero por nuestro equipo de priostía, lucía un exorno floral compuesto por Lisianthus, Lirium y Clavel. Un gesto emotivo tuvo lugar durante la primera jornada, cuando se realizó la bendición de la nueva daga. Daga con ornamentación de rocalla, repujada y cincelada a mano, realizada en metal bañada en plata, ejecutada por el Orfebre Pontanés Raúl Cejas y donada por Pablo Moreno.
Asimismo, se llevó a cabo una ofrenda floral por parte del equipo de priostía, quienes depositaron con devoción el centro a los pies de la Virgen.




El tercer día, la jornada culminante de este Triduo, se celebró la Función Solemne, uno de los actos más importante para nuestra Hermandad. La Iglesia se encontraba repleta de hermanos y devotos, y contamos con la presencia de autoridades políticas de la ciudad, así como de los distintos órganos cofrades que nos acompañaron en este día tan especial. La Función Solemne, celebrada con gran reverencia, estuvo cargada de emoción y fervor.





Al finalizar la Eucaristía, se dio paso al tradicional Rosario de Candelas por las calles de la feligresía.
Nuestra Señora entrenó nueva cinturilla donado por la cuadrilla de Costaleras de Nuestra Señora de la Consolación.


Antes de comenzar el Rosario de Candelas, el cuerpo de capataces donó un ramo de flores a Nuestra Señora.


 Con el anochecer como telón de fondo, la imagen de Nuestra Señora de la Consolación salió del templo, iluminada por la luz de las velas portadas por los fieles. El barrio fue testigo de un acto de devoción profundo, mientras la música de capilla y el silencio resonaba por las calles que aguardaban el paso de la Virgen.











Al finalizar la procesión, se entonó la Salve Consuelo, cantada por David Fernández Gil, donde se unieron los hermanos y devotos  creando un emotivo momento de despedida a Nuestra Señora de la Consolación.


Finalmente, la Hermandad desea agradecer profundamente a todos los hermanos y hermanas que, con su esfuerzo y dedicación, han hecho posible este Triduo. Gracias a su trabajo incansable y su amor por Nuestra Señora de la Consolación, hemos vivido unos días de recogimiento y fe que nos unen aún más como comunidad.


Que Ella siga siendo nuestro consuelo y guía en el camino.












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